En su paso por Montevideo, Ivo Kravic presentó su película Apuntes de Konavle
en Casa de Filosofía. Se trata de una epopeya emotiva, donde el
protagonista realiza un viaje que se bifurca en dos mundos; por un lado,
llega a la Europa de sus ancestros (donde hay una herencia que espera
por él) y por otro, acaso sin buscarlo, llega al sendero que le permite
ahondarse en las profundidades de su identidad. Es ahí cuando el
protagonista comienza a deconstruir la memoria y la diferencia. El film
tiende una mirada acerca de la relación oscura que yace entre identidad e
inmigración, mostrando la dualidad entre las condicionantes de un
entorno espacial adverso (donde la ley y la cultura se contraponen) y el
mundo interno del protagonista (que al intentar descifrar los avatares
de la comunidad termina en una encrucijada consigo mismo).
Luego de transitar tantos años por las sendas del teatro, te ahondas ahora, en las aguas del cine. ¿Cómo se dio la génesis de Apuntes de Konavle?
Ivo
Kravic: Konavle es una zona adriática de Croacia. Yo estuve allí
alrededor de los años 93 y 95, la guerra terminó aproximadamente entre
el 95 y 96. En ese tiempo, fui escribiendo unos cuadernillos con una
serie de vicisitudes respecto de una herencia de mis padres que yo había
ido a buscar a aquella zona. Al mismo tiempo me fui interiorizando
también del proceso de la guerra y las implicaciones que eso tenía tanto
sobre la gente como sobre la jurisprudencia; y después me di cuenta
también de una serie de limitaciones culturales. Esos cuadernillos los
fui escribiendo de una forma desinteresada. Después dejé pasar el
tiempo, dejé enfriar el asunto hasta que me di cuenta que esos
cuadernillos no eran míos, como que no me pertenecían y, por lo tanto,
podía tomar distancia de ellos. Entonces, resolví convertirlo en una
novela y posteriormente obtuve un subsidio para que esa novela se
convirtiera en una obra de teatro con la cual hicimos una gira y después
lo terminamos en cine dándole otra mirada, por lo menos desde el cine,
siempre diferente, ¿no? En síntesis, podríamos decir que la película
narra el periplo del protagonista que va a la Croacia de sus padres por
una herencia y se da cuenta que allá hay un primo que precisamente le es
adverso por la sencilla razón de que, si su padre se fue de la patria, a
él ya no le correspondía recibir nada de la herencia. Un poco como que
esa cultura, esa tradición estaba muy por encima de las normas jurídicas
porque cualquiera estaba en condiciones de recibirla. Conjuntamente con
eso hay una serie de contratiempos jurídicos que hacen también a la
corrupción jurídica, a los abogados, a los jueces. En lugares tan
chicos, los abogados son precisamente como una especie de corporación
que muchas veces no actúa a favor de los derechos. Paralelamente a eso,
la guerra también influye y altera las relaciones entre las personas. La
película si bien tiene que ver con un reciclamiento de experiencias
vividas, no es una obra autobiográfica.
¿Qué relación acaece entre identidad e inmigración?
Complicada,
las veces que lo pienso… no estás de un lado ni del otro. Pienso que
nosotros somos hijos de una quiebra histórica que se produjo, porque
cuando mi padre vino a América, se dio, por un lado, una pérdida de
identidad de mi padre, pero por otro, mi padre también quería volver,
quería llevar a toda su familia para Croacia y ocuparse de triunfar
también allá y no solamente el hecho de venir y hacer fortuna acá para
quedarse. Esta era también la intención de muchos, hasta que en algún
momento dijimos: “es tarde ya para volver”, y siempre estaba esa
añoranza de volver y el hecho de estar acá, en un país que les daba
todo... Yo creo que hay como una especie de fractura histórica que se
hace sentir en nuestra educación desde nuestros padres hasta ahora, ¿No?
Una especie de discontinuidad de
la historia, digamos. En el film el protagonista habla de “el crimen
del Mar”, obviamente una metáfora, que lo refiere todo: Aventuras,
pasión por lo desconocido, por el poder, por la huida, y esas
oscilaciones del ser como las mareas.
¿Cómo conviven la identidad y la comunidad en el espacio de la inmigración?
El
problema de la identidad es bastante complicado, por lo menos entre los
croatas, porque ha habido tres inmigraciones diferentes. La primera a
fines del siglo XIX, la segunda a principios del XX, que fue la de mi
padre, producida por la crisis que significó la guerra en Europa. Muchas
madres preferían no ver a sus hijos nunca más a verlos enrolados en el
ejército y la guerra, entonces los mandaban a América; y la tercera fue
la inmigración política del 45, que se jugó por un gobierno que
fue, de alguna manera, aliado de Alemania y al venir acá se
consideraron como los únicos intelectuales que podían representar a
Croacia hacia el extranjero y en
la colectividad; entonces se produjo una tremenda quiebra entre las
distintas inmigraciones porque tienen orígenes y razones diferentes, económicas, políticas, En cuanto a lo político no olvidemos que el hogar Yugoslavo fundado en el siglo XIX ;muchos croatas
integraron la sociedad y tuvieron sus filiaciones con el comunismo.
Ahora, la colectividad se disuelve gradualmente y esto no sucede
solamente con los croatas, sino también con otras colectividades.
Obviamente se fueron perdiendo las características de encierro, antes se
casaban entre ellos, eran grupos de pertenencia y ya no son lo que
fueron en su momento. Pero siempre es algo que atrapa. A mí me atrapa
mucho el tema de la identidad, puesto que uno ha vivido una infancia y
una adolescencia entre dos idiomas, entre el idioma cervantino y el
idioma de allá, que escuchábamos cuando éramos niños, y en general las
reprimendas eran siempre en el lenguaje de nuestros padres así que uno
puede imaginar cuáles eran esas primeras palabras…Y en esa infancia que, al decir de Baudelaire, es como la primera patria de uno me
fue marcando el camino por un interés en volver a los orígenes. Para mí
era muy importante volver y recorrer la geografía que alguna vez
recorrió mi padre, que era un artista, tocaba muy bien la guitarra; que
lo hicieron huir de la crisis europea, prácticamente lo obligaron a
venir, aunque él no quería.
¿Tu encuentro con la lengua croata se dio de manera natural, o fue más bien un proceso de incorporación y aprendizaje?
Obviamente
estaba obligado a oir el idioma coloquial cuando era chico. La primera
vez que fui a Croacia me pasó que prácticamente no entendía nada. Pero
me pasó algo muy curioso porque empecé a hablar con lo poco que
recordaba, y la gente me decía que hablara, que no importaba como
hablara, que ellos me iban a entender igual, y entonces me pasó algo muy
extraño, cuando empecé a hablar sentía que estaba hablando por mis
muertos y después con el estudio del idioma comencé a tomar distancia de
aquella primera sensación.
¿Cómo fue el pasaje de la obra teatral al lenguaje cinematográfico?
La esencia del personaje ya
la tenía porque lo había elaborado en teatro, entonces solo lo tenía
que capturar para la cámara. Mi campo no es el cine, es el teatro. Esta
es mi primera obra cinematográfica y probablemente sea también la
última. En Apuntes de Konavle, todo el periplo dramático
prácticamente lo lleva el protagonista y el resto son, en ese sentido,
como personajes secundarios, son como fantasmas que lo rodean. Hay un
personaje muy interesante en la obra que es el hidalgo, que es como su
sombra, como si fuera su fantasma, que es como un apoyo cultural que
tiene el personaje frente a un mundo que le es completamente distinto.
En la obra de teatro es un personaje muy quijotesco y en el cine queda
más mesurado, más fantasmal. Muchas de las cosas que le ocurren al
personaje él las transcribe de manera muy quijotesca. La obra de teatro
muestra al hidalgo más quijotesco y más cómico de lo que aparece en el
cine, que tiene una apariencia más sombría...
¿Cuál es tu relación con Ivo actor?
Yo ya hace
unos cuantos años que dejé de subir a escena. Siempre me gustó en
general el teatro histórico, que para mí no se trata de hacer un teatro
didáctico, sino no tendría sentido de representarlo, no creo en un
teatro con la intensión de enseñar, porque para eso uno agarra el libro y
listo. En el teatro histórico la ficción debe inferirse de la
documentación misma. Por un lado, que no haya ficción libre porque es
demasiado riesgoso, pero por otro, que tampoco se trabaje a raja tabla
cumpliendo con el rigor de la documentación misma...Yo aprovecho la
experiencia actoral para la escritura. Después que dejé de actuar, me
dediqué esencialmente a escribir teatro histórico. Siempre me fascinó la
historia de argentina. Sucede un fenómeno que es interesante, yo no soy
filósofo, soy más bien un autodidacta, pero cuando me interesa un
determinado protagonista o un tema puntual, se me ocurre que detrás hay
un filósofo o pensador que está compartiendo conmigo el mismo
pensamiento. Por ejemplo, cuando escribí sobre Simón Rodríguez (Simón y la República imaginaria) que son las vicisitudes de un educador, y es un caso que curiosamente tiene similitudes con Apuntes de Konavle,
ya que él mostraba un desarraigo importante; cuando estaba en América
quería estar en Europa, cuando estaba en Europa quería estar en América,
y esto tenía una influencia muy grande sobre sus posiciones educativas,
había una suerte de quiebra histórica. Y me di cuenta que este tipo de
pensamiento coincidía con el de Héctor Murena, pensador argentino. Y me
ocurre que, por ejemplo, en otros casos, hay otros pensadores o
filósofos por detrás del mismo pensamiento… Y hoy en día no puedo
escribir si no hay alguien desde la filosofía o desde el pensamiento
mismo que me confirme lo que yo estoy escribiendo, sino no tengo ninguna
apoyadura como punto de partida para escribir una obra de teatro.
¿Y entonces, quién está por detrás de la mirada de Apuntes de Konavle?
Ahí me sigue acompañando Murena, porque estoy
casi convencido de que todos estos avatares del problema de la
identidad, el problema de la inmigración a la inversa, el deseo de
volver a los orígenes, encontrarse con una realidad completamente
distinta, donde prevalece el testamento, donde prevalece por ejemplo,
que si mi padre se moría ahí, los sacerdotes se quedaban con su parte,
donde es una vergüenza pedir la herencia de la madre y no la del padre,
de cosas que subyacen por debajo de las normas jurídicas, que son
completamente distintas en buena de las que ocurren en Argentina. Este
tema lo he tratado a lo largo de varias obras de teatro. Es una obsesión
¿Y fuera de esa obsesión qué otras obras podés mencionar?
Las producidas por otra obsesión: la historia argentina. La buena sangre,
es sobre Juan Manuel de Rosas, basada esencialmente sobre el tema de la
soberanía y sobre su honestidad en los manejos públicos. Otra fascinación son los temas religiosos o místicos. Trabajé sobre una beguina francesa Margarita Porete. El cielo de Haynaud
se representó en un congreso de Filosofía Medieval en la Universidad de
Tucumán, es una de las primeras mujeres que murieron en la hoguera por
la inquisición. Escribió un libro que se llamó El espejo de las almas simples, del cual a la inquisición le bastó solo elegir un par de fragmentos, que pecaban de ser mal interpretados, para condenarla Lo fundamental es
que el libro cayó en manos de J. D. Scotus. Entonces parte de la obra
es un diálogo entre Margarita y este filósofo Oxoniense. en medio de los
curiosos placeres del pueblo por el espectáculo que significaba un
cuerpo quemándose en la hoguera.
Este año
la Universidad Nacional de la Matanza va hacer una obra mía sobre Fraile
Beltrán, sacerdote Franciscano, maestro en artillería y en Química que colaboró en el cruce de los Andes con San Martín para la independencia de Chile y del Perú ; de Beltrán hay una versión
escolar, mi tarea fue , curiosamente, desacralizar su figura. Un
Beltrán con una lucha interior, entre” el cielo y el fuego” que es el
título de la obra, amén de lo que se infiere y agrego de la poca
documentación que no se daba a conocer: su intento de suicidio por
presiones de Bolívar, etc.
En principio la van a hacer en radioteatro y luego la llevan a escena.